En el año 1935, el científico austriaco Erwin Schrödinger propuso un experimento que planteaba una paradoja de la física cuántica: la capacidad de los electrones de estar en dos sitios al mismo tiempo, de manera que dos observadores pueden tener, simultáneamente, percepciones diferentes de su estado.
Resumiendo mucho (si queréis entrar en detalles os dejamos un blog que habla del Gato de Schrödinger y que lo explica muy bien), un gato encerrado dentro de una caja puede estar vivo o muerto a la vez, y no es hasta que la abrimos que las probabilidades de una u otra cosa pasen a ser del 100%.

La percepción de la realidad depende del observador
Este planteamiento teórico y que podría parecer una mera especulación científica, en realidad es muy fácil de comprobar en la vida cotidiana.
Nota: el experimento de Schrödinger fue teórico y ningún animal fue maltratado.
Todos hemos podido asistir a controversias públicas sobre succesos que se analizan de manera muy diferente en función de los protagonistas y que, en algunas ocasiones, nos hacen pensar en la demostración palpable de otro postulado científico: la coexistencia de universos paralelos, donde hay seres con culturas y formas de comportamiento bien diferentes a la nuestra.
También, seguro que habéis visto manifestaciones del fenómeno “Gato de Schrödinger” con los amigos, la familia, la pareja o los hijos e incluso en el ámbito profesional.
En este último ámbito, más a menudo de lo que quisiéramos, hay momentos en los que comenzamos a sospechar que el famoso felino ha comenzado a hacer acto de presencia en las reuniones y que deja sus huellas en los documentos de trabajo.
Comencemos a hacer las siguientes reflexiones:
- ¿Quieres decir que todos hemos entendido bien los términos de la oferta de trabajo?
- Nuestro cliente, ¿tiene suficientes conocimientos técnicos para entender que tipo de servicio está solicitando? ¿Quizás habría sido mejor haber dedicado un tiempo a clarificar algunos conceptos?
- ¿Hemos sido capaces de captar bien las necesidades, la cultra de trabajo y los lenguajes ropios de su negocio?
- ¿Todos los técnicos comparten los mismos parámetros?
- ¿Los objetivos de todos los participantes son los mismos?
Y otras dudas similares que nos hacen pensar que no todos estamos viendo lo mismo, aunque trabajemos juntos.
Entonces es cuando el gatito de marras maúlla: ¡es la comunicación, estúpidos!
Y así es como la nave espacial Mars Climate Orbiter se estrelló en el año 1999, porqué los científicos de la NASA se olvidaron de traducir del sistema métrico decimal (metros, quilos) al sistema inglés de medida (pies, libras) en que hacía sus cálculos el laboratorio inglés que construyó el aparato.

El éxito de un proyecto
Muy a menudo, el éxito de un proyecto (o la percepción de este que tendrán diferentes observadores) depende, en gran medida, de asegurar, desde el inicio y en todas sus fases, que todos los participantes están viendo el mismo gato. Muerto, o preferiblemente, vivo y juguetón.