¿Qué es un makerspace?

Makerspace – Hackerspace – Bibliolab – Living lab – Fab lab

Todas estas son palabras que (pese a pequeñas distinciones individuales) denominan un mismo concepto: espacios destinados a la creación y el aprendizaje colaborativo.

Espacios de creación y bibliotecas

Los Makerspaces en las bibliotecas son tendencia desde el 2011, cuando la biblioteca de Fayetteville (Estados Unidos) abrió el primer espacio de creación, compuesto únicamente de un servicio de impresión 3D. Fué necesario esperar tres años hasta que, al 2014, el primer espacio de creación integrado en una biblioteca, FryskLab, apareció a Europa. El año 2014 fue también, el año donde abrió el Library Living Lab de la biblioteca de Volpelleres Miquel Batllori (Sant Cugat) el primero de estos espacios en Cataluña.

Los factores de éxito de los makerspaces

Son diversos los factores que han contribuido a la popularidad creciente de los espacios de creación, por un lado, los usuarios, cada vez más, usan, en gran parte, fuentes de información digitales, hecho que ha liberado parte del espacio que antes estaba destinado a las colecciones físicas de las bibliotecas. Muchas de estas fuentes son recursos como por ejemplo 

Wikipedia o foros y chats, donde son los mismos usuarios, los que, conjuntamente construyen el conocimiento. Y por la otra, cada vez más, estamos dirigidos hacia un mundo global donde la cooperación con otras personas es esencial para conseguir llegar a nuestros objetivos.

Pero el éxito de un makerspace no recae en tener únicamente el espacio y seguir una tendencia, o al disponer de x elementos. Lo más importante es siempre cubrir las necesidades de los usuarios. Si la motivación bajo la cual se diseña este espacio no es la de hacer servicio a los usuarios, difícilmente será un triunfo.

La pandemia actual nos ha dejado grandes ejemplos de la necesidad de establecer colaboraciones interdisciplinares para hacer frente a los varios retos que nos podemos encontrar en nuestro día a día.

La ubicación de los espacios de creación

A pesar de que es común usar uno de los espacios vacíos del centro para ubicar el nuevo bibliolab, la falta de lugar no implica que se tenga que desestimar el proyecto. Algunas instituciones han optado por usar espacios móviles para sus makerspaces. Estos espacios pueden ser grandes como autobuses y camiones, o pequeños como un carro. La ventaja de los espacios móviles es que se pueden crear en colaboración con otras instituciones y hacer una rotación.

Frysklab: TU Delft Library
Frysklab: TU Delft Library

Glosario del mundo makerspaces

Fab Lab: Espacio de fabricación digital a pequeña escala, acostumbran a ser espacios de colaboración ciudadana.

Hacklab/ hackerspace: Espacio comunitario donde los usuarios pueden «jugar» con la tecnología, y realizar un aprendizaje colaborativo.

Stop Motion: técnica de animación que consiste en capturar fotografías consecutivas de un objeto moviéndolo un poco entre fotografía y fotografía.

Arduino: Placa de circuito impreso simple basada en un microcontrolador de código abierto, permite construir diferentes dispositivos digitales como por ejemplo estaciones meteorológicas, sensores de movimiento, instrumentos…

Raspberry Pi: Ordenador monoplaca. Con un peso de menos de 50 gramos y un precio base de 40 €, es uno de los ordenadores más baratos y pequeños del mundo.

Makey-Makey: kit de invención basado en Arduino diseñado para conectar objetos cotidianos a clavijas de ordenador. Son comunes los videos de pianos hechos con frutas y este kit.

¿Qué elementos forman estos espacios?

Si queremos construir un espacio de creación, lo más importante es siempre, asegurarnos que este espacio cubre las necesidades de los usuarios. Por más bonito que sea tener una impresora 3D o un estudio de grabación, si los usuarios no hacen servicio, no tiene ningún sentido.

Dicho esto, los elementos que pueden formar parte de un makerspace son muy diversos, los más típicos son los elementos 3D, sean impresoras o escáneres, y los elementos de programación (Arduino y Raspberry Pi). Pero siempre dependerá mucho del tipo de espacio y de las necesidades de los usuarios, por ejemplo podemos encontrar un Fab Lab centrado en herramientas para hacer maquetas de arquitectura en madera o con impresión 3D y otro, quizás usa Legos para crear las mismas maquetas.

Impressora 3D

Hacklabs y Hackerspaces

Arduino

Una tipología específica de los espacios de creación, son los hacklabs (también denominados hackerspace). Un hacklab es un espacio donde compartir conocimientos sobre el mundo informático-digital. Normalmente los hackerspaces se centran en temas como la informática, electrónica, diseño digital, programación, robótica, arte electrónico…

Por eso, en un hacklab siempre encontraremos elementos digitales, enfocados en la programación y creación virtual, como por ejemplo micro ordenadores (Raspberry Pi, Banana Pi, Odroid) y micro controladores (Arduino, Teensy). Pero la tipología y variedad de los elementos es variable. Es posible tener casos donde encontramos un espacio con tecnología Stop Motion y gafas 3D, y otro hacklab donde solo tengan Arduino y RaspberryPi.

También es posible (y común) encontrar espacios donde los elementos están combinados. Hay espacios donde las impresoras 3D conviven con kits infantiles de trabajos manuales; Las máquinas de coser están junto a las cortadoras de vinilo, y los makey-makey conviven con los utensilios de cocina.

Un último consejo

Adaptarse a las necesidades de los usuarios, a las nuevas situaciones y a nuestras posibilidades, es clave para asegurar la continuidad futura de los makerspaces.

La falta de posibilidades o recursos no implica que este proyecto esté destinado al fracaso, por ejemplo, si nuestros usuarios tienen necesidad de construir una maqueta, puede ser de gran ayuda, tener una impresora 3D, pero puede funcionar igual de bien una construida con Lego, madera, o bastoncillos de las orejas y palillos.

Seguramente, en un futuro, la supervivencia de estos espacios estará condicionada por las colaboraciones que se puedan establecer, tanto sea entre bibliotecas, como con otras entidades que tengan objetivos similares. Probablemente podremos ver colaboraciones entre bibliotecas y centros cívicos, o entre bibliotecas y centros de arte, para conseguir dotar los espacios, de unas posibilidades, imposibles de conseguir individualmente.

Un espacio de creación puede ser tanto complejo o tan sencillo como queramos, el límite es la imaginación (y el presupuesto, obviamente), al fin y al cabo, no existe una única solución para un mismo problema.