El ser humano, inquieto por naturaleza, busca siempre reinventarse. Recientemente, ha surgido una nueva tendencia, provocada por la fiebre de las criptomonedas, que pretende revolucionar el arte digital. Hablamos de los NFT.
¿Qué son los NFT?
- Significa Non-fungible token, token no fungible en español.
- Consiste en una ficha de propiedad única que no puede ser replicada. Es decir, no hay dos iguales.
- Su comercio es una actividad enfocada principalmente al coleccionismo. El mayor paralelismo físico que podemos encontrar son los cromos.
- Su funcionamiento es similar a la criptomoneda Ethereum, cuya estructura de datos blockchain permite almacenar datos adicionales para denotar unicidad.
- Otras plataformas blockchain como EOS o Solana permiten crear nuestros propios NFT. Por tanto, las posibilidades de personalización y aplicación de estos tokens son casi infinitas.
El funcionamiento de los NFT
El desempeño de estas fichas se basa en los Smart Contracts. Este mecanismo permite almacenar la información necesaria para indicar la propiedad dentro de la misma transacción. Aunque el primer NFT fue desarrollado por Bitcoin, Ethereum dispone de dos estándares (ERC-721 y ERC-1155) que permiten crear nuestros propios tokens de manera mucho más sencilla que el primero.
No obstante, presentan ciertos inconvenientes, como la complejidad para demostrar la propiedad, ya que los Smart Contracts son operaciones pesadas, al contener mucha información. Por tanto, cuantos más datos, más caras serán las comisiones propias de estas transacciones. Además, estas plataformas son vulnerables a hackeos, lo que podría hacer desaparecer nuestra cartera de tokens.

Casos reales de NFT
Algunas transacciones célebres son las siguientes:
- El primer tweet del fundador de Twitter, Jack Dorsey, por 2.9 millones de dólares.
- Un artículo del New York Times que explica su funcionamiento y porque debía comprarse por más de 1.000.000 de dólares.
- El caso de la banda Gorillaz es el más polémico. Después de denunciar el cambio climático en su álbum Plastic Beach (2010), pusieron en marcha la venta de unos artworks como NFT. La reacción por parte de sus fans no se hizo esperar, recriminando a la banda su incursión en una actividad tan nociva para el medio ambiente.
- Los mercados de tokens no fungibles registran una actividad apabullante. Páginas como Superrare u OpenSea permiten adquirir NFT de arte digital, como el caso de la obra 16383 de Hashmasks.

Artículo 16383 de Hashmasks, subastado en la web OpenSea

Artículo Picasso Punk #0498, en subasta en OpenSea
Por tanto, las razones para adentrarse en este mundo son numerosas:
- Apoyar a tu artista favorito, ya sea ilustrador, músico o productor.
- Gozar de los derechos de un ítem digital. Aunque los demás puedan generar copias de manera sencilla, el original siempre será tuyo.
- Disponer de un objeto único, lo que aporta estatus social.
- Reclamar unos precios dignos para el trabajo de los artistas.
NFT: ¿han venido para quedarse?
No obstante, teniendo en cuenta los precios de algunas transacciones, es necesaria una reflexión sobre si esta práctica es verdaderamente positiva para los artistas, ya que no ayuda a valorar justamente su trabajo, sino más bien se utiliza para especular y aumentar las desigualdades dentro de la profesión.
¿Qué sucedería si la Mona Lisa se comercializara de manera digital? ¿Qué cifras se alcanzarían? Quizá es mejor no pensarlo. Al igual que en la vida, todo es bueno con moderación, y los tokens no fungibles parecen ser una fórmula para que el arte digital adquiera el reconocimiento y reciba las compensaciones económicas que merece. Sin embargo, su regulación será clave para garantizar un funcionamiento sostenible a largo plazo.