Bibliotecas especializadas en salud
Bibliotecas especializadas hay tantas al mundo, como especializaciones existen, entre ellas las bibliotecas de salud. Las bibliotecas especiales empezaron a ser reconocidas en el siglo XIX, pero sus orígenes se remontan a la antigüedad. ¿Que son las bibliotecas universitarias si no bibliotecas especializadas en las materias impartidas en cada facultad?
Las bibliotecas de ciencias de la salud pueden ser de administraciones o instituciones (como la Biblioteca de Ciencias de la Salud de Cataluña), bibliotecas universitarias y de investigación o bibliotecas de hospitales.
Se suele pensar que el día a día de una biblioteca de salud no difiere mucho del otras bibliotecas. Se hacen préstamos, se reciben consultas, se piden busquedas bibliográficas y se proporcionan accesos a las bases de datos. Pero hay que considerar el contexto de estas unidades de información, las principales diferencias a las bibliotecas de salud son:
- El fondo está muy especializado.
- El tema de la salud es víctima de mucha desinformación, es especialmente importante combatir las Fake News.
- Existen muchos términos específicos, con los que hay que familiarizarse.
- Los usuarios cubren un amplio espectro, entre pacientes y profesionales.
- Los documentos audiovisuales tienen una gran importancia.
- Se trata de temas delicados, hay que tener siempre una sensibilidad.
Trabajar en una biblioteca de estas características nos permite acercarnos (solo un poco) al otro lado de la atención sanitaria. Todo el mundo, en un momento u otro, es usuario del sistema sanitario, pero dentro de una biblioteca especializada en ciencias de la salud, podemos mirar por el otro lado de la ventana y ver la sanidad por la banda de los profesionales.
Es importante recordar que tratamos con temas delicados y con datos que requieren una especial protección. El énfasis en la no discriminación y en la protección de datos personales es especialmente importante en este contexto.
Cuáles son los usuarios de una biblioteca de salud
Los dos aspectos diferenciadores de todas las bibliotecas son el fondo y los usuarios. En el caso de los centros de documentación de salud podemos encontrar estos colectivos de usuarios:
Personal investigador de los centros de investigación
Son los investigadores detrás de gran parte de los adelantos en salud, como por ejemplo los investigadores que trabajan con la vacuna para la COVID. Acostumbran a utilizar principalmente bases de datos, y quizás alguna revista en papel.
Personal docente e investigador de universidades u otros centros formativos
Profesionales que combinan la docencia con la investigación. Por ejemplo un profesor de anatomía, querrá los materiales básicos como los atlas y manuales, para usarlos a clase, y también querrá artículos y publicaciones de actualidad.
Estudiantes de ciencias de la salud
Pensemos en un estudiante de primer curso de farmacia, seguramente se acerca a la biblioteca por dos razones. O necesita información para entender parte de las explicaciones de clase, o tiene un trabajo académico donde necesita ampliar la información, ya que con los apuntes no hay bastante. Consultan mayoritariamente los manuales básicos.
Profesionales asistenciales
El médico o médica que te atiende cuando vas al CAP o a la consulta del especialista, querrá la información que le permita asegurarse que el diagnóstico es correcto, y cual es el mejor tratamiento que hay disponible actualmente. y También le interesará encontrar guías para pacientes que te pueda recomendar.
MIR y EIR
Piensa en los profesionales que te atienen cuando vas a urgencias, tienen el título, pero todavía se están formando (lo que normalmente se denomina prácticas), en estos casos tienen que atender pacientes, estudiar los específicos de su especialización, e investigar (los MIR y los EIR se evalúan también con la investigación). Usan todos los recursos que hay disponibles.
Pacientes
Imagínate que te acaban de diagnosticar con una enfermedad, querrás encontrar información, y tienes varias opciones: preguntas a un profesional, vas a una biblioteca, o, desgraciadamente el más común, lo buscas en internet. Si la biblioteca no puede ayudar a los pacientes, los tenemos que redirigir a otros lugares (a asociaciones de pacientes, su médico de cabecera, otras bibliotecas…) su alternativa es el “Doctor Google”.
Los peligros del Doctor Google
Cuando alguien está enfermo o se encuentra mal, lo más fácil es hacer búsquedas en internet (lo tenemos al alcance de la mano y los resultados son inmediatos). En general, la gente acostumbra a definir como cierta la información que encuentra en los primeros resultados de la busca.
El problema es que la información no siempre es la más veraz y fiable (de ello viene la importancia de redirigir hacia fuentes fiables a los usuarios). Muchas veces los pacientes llegan a la consulta del médico auto diagnosticados según lo que han encontrado en internet, y desconfían de las recomendaciones del médico. Es común que solo entrar a consulta ya digan que tienen «tal enfermedad» y cuando el médico pregunta quién se los ha diagnosticado digan que lo han buscado en Google. Por eso la denominación sarcástica de doctor Google.

El fondo de las bibliotecas de salud
La otra característica de las bibliotecas especializadas en salud es el fondo. La base son los libros y las revistas, pero en este caso, hay mucha necesidad de materiales audiovisuales. No está de más tener acceso a bases de datos de imágenes (para complementar los atlas de toda la vida), vídeo (ya sea de procedimientos como de características específicas de determinados diagnósticos) y sonido (ejemplos de anomalías durante la auscultación).
También es interesante disponer otros materiales, como por ejemplo modelos anatómicos, muestras histológicas (o imágenes de muestras), o materiales utilizados durante la práctica clínica.
Eso sí, tenemos que recordar que las características del fondo pueden dar lugar a peticiones un poco estrambóticas, si no consideramos el contexto.
Cosas que solo te pasan en una biblioteca de medicina!
- Un usuario se acerca al mostrador y pregunta: ¿Quiero un cráneo, donde los tenéis? (por suerte, se refería a un modelo anatómico)
- Otro usuario al llegar, pregunta: ¿Tenéis cuerpos? Es que tengo que dibujar uno… (no, por suerte los cuerpos no los tenemos en la biblioteca)
- Llega una persona en bata de hospital, zapatillas de estar por casa, el palo del suero en una mano, mira boquiabierto las estanterías llenas de libros y dice: ¿Y esto que es?
- Médico con la bata: ¡Que relajante es leer el New England antes de ir a quirófano!
- Estudiante de los primeros cursos: Necesito un libro, es de color azul (todos los manuales de la editorial más utilizada son de color azul)
Terminología en ciencias de la vida
Como en todos los casos de bibliotecas especializadas, los bibliotecarios, con el tiempo, acaban adquiriendo gran parte del lenguaje especializado que usan los usuarios. La comprensión de los términos específicos de cada especialización, es el primero de los retos a los cuales se enfrenta cualquier bibliotecario. Si no nos entendemos con los usuarios, difícilmente los podremos ayudar.
Si en un principio los términos que usan los usuarios nos generan respeto o confusión, hay varias herramientas que pueden facilitar la comprensión. Una herramienta es Demcat, un diccionario de medicina escrito con un lenguaje sencillo. También podemos usar enciclopedias dirigidas a pacientes como MedlinePlus.
Con ganas y tiempo, pronto acabaremos usando el mismo lenguaje que usan los usuarios, no solo en el trabajo, sino también en nuestro día a día. Eso sí, no podemos asegurar que entre los términos médicos y los bibliotecarios, nuestros amigos no nos miren como si fuéramos marcianos.